Entramos en la temporada de Cuaresma poniéndonos ceniza en la frente. ¿Qué se simboliza aquí? Quizás el corazón entiende mejor que la cabeza porque más gente va a la iglesia el Miércoles de Ceniza que en cualquier otro día del año, incluida la Navidad. Las colas para recibir las cenizas en muchas iglesias son interminables. ¿Por qué? ¿Por qué las cenizas son tan populares?
Sospecho que su popularidad proviene del hecho de que, como símbolo, las cenizas son contundentes, primarias, arquetípicas y hablan el lenguaje del alma.
Algo dentro de nosotros sabe exactamente por qué tomamos las cenizas. Ningún médico de ningún tipo necesita explicar esto. Las cenizas son polvo, tierra, humus; la humanidad y la humildad provienen de estos. Las cenizas siempre han sido un símbolo importante dentro de todas las religiones. Ponerse cenizas, sentarse en las cenizas, es decir públicamente y a usted mismo que está en modo penitencial, que este no es un “tiempo ordinario” para usted. Mancharse con cenizas dice que esta no es una temporada de celebración para ti, que se está llevando a cabo un trabajo importante dentro de ti y que estás, metafórica y realmente, en las cenizas de un fuego apagado, esperando algo más completo en tu vida.
Todo esto tiene raíces profundas. Hay algo innato en el alma humana que entiende, entiende que, cada tanto, uno debe descender, mancharse, perder el brillo y esperar a que las cenizas hagan su silencioso trabajo. Todas las tradiciones antiguas, ya sean religiosas o míticas, abundan en historias de tener que sentarse en las cenizas. Por ejemplo, todos conocemos la historia de Cenicienta. Este es un cuento de sabiduría de siglos de antigüedad que habla sobre el valor de las cenizas en la vida. El nombre de Cenicienta en sí mismo habla de esto. Literalmente, el nombre Cenicienta significa “la joven que se sienta en la carbonilla, las cenizas”. Además, como deja claro el cuento, antes de colocarle la zapatilla de cristal en el pie, antes de ponerse el hermoso vestido, antes de ir al baile, antes de bailar con el príncipe y antes de casarse con él, primero debe haber un período de estar sentada en las cenizas, de ser humillados, de estar esperando pacientemente, mientras os vais preparando para un sublime gozo y consumación. En la historia de Cenicienta podemos ver una espiritualidad de cuaresma.
Las tradiciones de los nativos americanos también han tenido siempre un lugar importante para las cenizas. En algunas comunidades indígenas, existía el concepto de que ocasionalmente alguien tendría que pasar tiempo en las cenizas. Nadie sabía por qué una persona específica era llamada en un momento particular a sentarse en las cenizas, pero todos sabían que esto era algo natural, que las cenizas hacen un trabajo importante en el alma y que eventualmente esa persona regresaría a su vida habitual y sería mejor por haber pasado un tiempo en las cenizas.
Para ofrecer un ejemplo: Ciertas comunidades nativas solían vivir en lo que llamaron casas comunales. Una casa comunal era el edificio comunal, en efecto, la casa para toda la comunidad. Una casa comunal era larga, rectangular, con grandes lados trasversales, con el centro del techo abierto para que pudiera funcionar como una chimenea natural. Los fuegos se
mantenían encendidos, tanto para cocinar como para calentarse, a lo largo de todo el centro de la casa comunal. La gente se reunía allí, cerca de los fuegos, para cocinar, comer y socializar, pero dormían lejos de los fuegos, bajo los techos que descendían en pendiente a ambos lados del centro abierto. De vez en cuando, un hombre o una mujer, por razones que no tenían queexplicar, dejaban de adherirse a la rutina normal. En lugar de eso, él o ella se quedarían en silencio, se sentarían cerca del fuego en las cenizas, comerían con moderación, no socializarían, no saldrían, no se lavarían y no se acostarían con los demás, simplemente se sentarían en las cenizas.
Hoy probablemente diagnosticaríamos esto como depresión clínica y apresuraríamos a esa persona en busca de ayuda profesional. Por su parte, no entraban en pánico. Ellos veían esto como perfectamente normal, algo que la mayoría de las personas debían hacer en un momento u otro. Simplemente dejaban que la persona se sentara allí en las cenizas hasta que un día se levantaba, lavaba las cenizas y comenzaba de nuevo a vivir una vida normal. La creencia era que las cenizas, ese período de estar sentado en silencio, habían realizado un trabajo importante e invisible dentro de la persona. Te sientas en las cenizas para la sanación.
iglesia aprovecha estos pozos profundos de sabiduría cuando pone cenizas sobre nuestras frentes al comienzo de la Cuaresma. La Cuaresma es una temporada para que cada uno de nosotros nos sentemos en las cenizas, pasemos nuestro tiempo, como Cenicienta, trabajando y sentados entre las cenizas, lamentando algunas de las cosas que hemos hecho mal, absteniéndonos del baile, absteniéndonos del banquete, negándonos a hacer negocios como de costumbre (vivir como de costumbre), sino más bien esperando con paciencia mientras se produce un crecimiento silencioso dentro de nosotros. La Cuaresma es un tiempo de quietud para que las cenizas puedan hacer su trabajo.
Y, nosotros no necesitamos entender exactamente qué están haciendo las cenizas. Estas tienen una larga historia de ser muy pacientes con nosotros.
Por P. Ron Rolheiser, OMI (Trad. por Julia Hinojosa). Este artículo apareció originalmente en ronrolheiser.com.
P. Rolheiser es un es un sacerdote Católico Romano, miembro de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada, y ex-presidente de Oblate School of Theology. Rolheiser es un teólogo, profesor, y un autor premiado. Aparte de su conocimiento académico en teología sistemática y filosofía, él se ha convertido en un orador popular en espiritualidad y religión contemporáneas y en el mundo secular. El escribe en un artículo semanal que es llevado a más de 70 periódicos de todo el mundo.