En su libro, The Second Mountain, David Brooks sugiere que una clave para mantener la fidelidad en cualquier vocación es construir una estructura de comportamiento para esos momentos en que el amor flaquea. Él tiene razón.
Cualquiera que se haya comprometido a ser fiel a largo plazo dentro de un matrimonio, una amistad, una comunidad de fe o una vocación de servicio a los demás, necesitará más que entusiasmo inicial, sinceridad descalza, energía afectiva y buenas resoluciones para sostenerse en ese camino. Una cosa es tener una luna de miel con alguien, y otra es estar casados durante muchos años. Una cosa es ser un neófito entusiasta en un viaje espiritual, y otra cosa es permanecer fiel en ese viaje durante setenta u ochenta años. Y una cosa es salir durante una temporada y servir comidas a las personas sin hogar, y otra cosa es ser Dorothy Day.
Entonces la pregunta es: ¿cómo mantenemos nuestro entusiasmo inicial, sinceridad, energía afectiva y buenas resoluciones a través del aburrimiento, la angustia, la incomprensión, el cansancio y las tentaciones que todos experimentaremos en nuestra vida, ya sea en nuestro matrimonio, nuestra vocación, nuestra vida de iglesia, nuestra vida de oración o nuestro servicio a los demás?
Esa pregunta me la hicieron recientemente, hablando con un grupo de jóvenes seminaristas, les dije que acababa de celebrar cuarenta y ocho años de ministerio. Los seminaristas me acribillaron con preguntas: ¿Cuál es el secreto? ¿Cómo superas los tiempos difíciles? ¿Cómo mantiene la buena intención, la buena voluntad y la buena energía año tras año? ¿Cómo sostiene su vida de oración durante cuarenta o cincuenta años?
Respondí con una idea de Dietrich Bonhoeffer quien, cada vez que oficiaba una boda, le decía a la pareja: Hoy están muy enamorados y piensan que su amor sostendrá su matrimonio. No puede. Pero su matrimonio puede sostener su amor. Aconsejé a los seminaristas de la misma manera: no confíen en su actual entusiasmo y buena energía para sostener su sacerdocio; permitan que su sacerdocio sostenga su entusiasmo y energía. ¿Qué está en juego aquí?
Un compromiso genuino en la fe, el amor o el servicio se convierte en un contenedor ritual, un arca, como la de Noé, que te encierra existencialmente. Y el hecho de que estás encerrado es exactamente lo que hace que el compromiso funcione. Entras ingenuamente, creyendo que tus buenos sentimientos y energías afectivas te sostendrán. No lo harán. Inevitablemente se desgastarán por el tiempo, la familiaridad, el aburrimiento, la incomprensión, el cansancio, las heridas y las nuevas obsesiones que te tientan emocionalmente a otra parte. Entonces, ¿cómo puedes mantenerte comprometido durante los períodos de sequedad? La respuesta de David Brook es buena: construyendo una estructura de comportamiento exactamente para esos momentos.
¿Cómo haces eso? A través de la rutina, el ritual y el hábito. Ancle su persona y su compromiso en hábitos rituales que lo estabilicen y lo mantengan más allá de sus sentimientos en un día determinado. Establezca rituales para usted, ciertos comportamientos rituales, que hará regularmente sin importar cómo se sienta.
Para mí, como sacerdote, algunos de estos están predeterminados. Como sacerdote, debes rezar diariamente el Oficio de la Iglesia como una oración por el mundo, sin importar cómo te sientas. Debes celebrar la Eucaristía por los demás con regularidad, independientemente de si esto es personalmente significativo para ti en un día determinado. Debes hacer una oración privada todos los días, especialmente cuando no te apetezca. La lista continua. Estos rituales te dan estructura y rutinas saludables, y son necesarios porque en el sacerdocio, como en cualquier otra vocación, hay momentos de fervor en los que los sentimientos son suficientes para sostenerte; sin embargo, también hay tiempos desérticos, tiempos amargos, tiempos de ira, tiempos en los que el amor flaquea. Es entonces cuando una estructura de comportamiento puede estabilizarte y sostenerte.
Lo mismo ocurre con el matrimonio. Las parejas tienen que construir una estructura de comportamiento para esos momentos en que el amor flaquea. Por nombrar uno de esos rituales: una esposa y un esposo deben tener algún ritual de expresión de afecto cuando se desean un buen día al separarse cada mañana, sin importar sus emociones y sentimientos en un día determinado. Ese ritual es un recipiente, un arca, que los encierra y los mantiene unidos hasta que regresa una mejor estación y mejores sentimientos. El ritual puede sostener el amor cuando flaquea.
Para comprender esto, debemos tener cuidado con los “amigos de Job”, es decir, con los diversos libros y gurús sobre espiritualidad, oración y matrimonio que te dan la impresión de que algo anda mal contigo si tu entusiasmo y afectividad emocional no son el adhesivo que diariamente te sostiene en tu compromiso. En pocas palabras, estos son libros escritos por novicios espirituales y manuales de matrimonio escritos por alguien que confunde una luna de miel con un matrimonio.
El entusiasmo y los buenos sentimientos son maravillosos, más no pueden sostenerte durante un maratón. Para un maratón, debes tener estrategias practicadas durante mucho tiempo que te ayuden a superar las largas y agotadoras millas en el medio y al final.
Por P. Ron Rolheiser, OMI (Trad. por Julia Hinojosa). Este artículo apareció originalmente en ronrolheiser.com.
P. Rolheiser es un es un sacerdote Católico Romano, miembro de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada, y presidente de Oblate School of Theology. Rolheiser es un teólogo, profesor, y un autor premiado. Aparte de su conocimiento académico en teología sistemática y filosofía, él se ha convertido en un orador popular en espiritualidad y religión contemporáneas y en el mundo secular. El escribe en un artículo semanal que es llevado a más de 70 periódicos de todo el mundo.